No es raro escuchar en las noticias o leer en la prensa el aumento de casos de profesores que tienen que coger la baja laboral a causa de la depresión y estrés que sufren como consecuencia de la labor que desempeñan como docentes. La depresión en el profesorado se ha visto incrementada en los últimos años a medida que la actitud y comportamiento de los niños y adolescentes muy especialmente ha ido empeorando.
De hecho se ha convertido en una de las profesiones con mayor número de bajas. Esta cruda realidad es el pan de cada día de infinidad de docentes de institutos y colegios. Conocido como el síndrome del profesional quemado, el desgaste continuo que ocasiona la impartición de clases se incrementa de forma considerable a medida que va avanzando el curso académico, llegando incluso a duplicarse el número de bajas. Y es que el profesor de hoy en día realiza el trabajo de varios profesionales a la vez.
Años atrás el maestro se encargaba exclusivamente de la docencia del alumno, pero en la actualidad el profesor no sólo actúa de maestro, sino que también lo hace de nutricionista, médico y policía. Y es que todos estos roles pertenecientes a las familias de cada alumno han comenzado a convertirse en responsabilidades para multitud de profesores. Lamentablemente son muchas las familias que no educan a sus hijos de forma correcta, dejando una libertad absoluta y desatendiendo las necesidades del menor.
Ello conlleva a que cada vez sean más aquellos profesores que tengan que coger la baja a causa de tener cuadros de depresión. Además de la depresión en el profesorado, también es común la baja por afonía o bien enfermedades de tipo respiratorio. En múltiples ocasiones es habitual que los profesores cojan la baja por problemas conectivos o bien osteomusculares, problemas que ocultan detrás una depresión considerable, entre otras afecciones mentales que hay que tratar con apoyo psicológico.